HISTORIA DE LA CETRERÍA
Queremos que conozcas la historia de la que es nuestra pasión.
Aquí podéis ver una pincelada.
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HISTORIA DE LA CETRERÍA EN MALLORCA
La cetrería fue utilizada en otros tiempos para procurarse alimento.
Solamente por la arqueología conocemos resumidamente las especies de animales
cazadas por el hombre primitivo isleño, y con sus restos podemos recomponer
brevemente el panorama cinegético de las Islas Baleares antes de la dominación
musulmana.
De el análisis de estos restos se desprende que los animales más cazados, y por lo
que parece más abundantes, fueron: el conejo, el ciervo, el gamo, el gato salvaje,
el jabalí y la liebre.
Suponemos que la cetrería ya existía aquí desde muchos años atrás, ya que era un
lugar de paso y comercial. También en la época romana se sabe que ya la
practicaban.
La práctica de la cetrería en la época islámica en las Baleares se encuentra
documentada en los textos del Llibre del Repartiment de Mallorca, donde aparece
mencionado un cetrero andalusí con su propio nombre, y otras menciones a
cetreros.
La caza, evidentemente utilitaria, era propia de la tradición árabe o islámica, donde
el ejercicio de la cetrería no estaba reservada solamente a las clases privilegiadas,
como ocurría en la cristiana.
No debemos olvidar que Mallorca era un lugar de tráfico comercial de barcos, que
provenían de Cerdeña, Barbaría, Túnez, Nápoles, Sicilia y el norte de África, y
transportaban halcones para los emires de la península Ibérica i reyes del sur de
Europa.
En Mallorca también se importaban pájaros conocidos como barbarescos, que eran
muy apreciados por los emires mallorquines.
El Hort del Rei era la atarazana real musulmana. Los emires mallorquines tenían un
puerto a los pies de su residencia y, por lo tanto, lugar de entrada de halcones
barbarescos. En las Baleares, la creencia popular de la influencia de la luna sobre
los halcones a la hora de cazar parece que era más arraigada que en otros lugares.
Éstos son de los pocos testigos que tenemos actualmente de la halconería
andalusí en Mallorca y a la vez la huella más intensa de la halconería balear árabe.
Con la conquista de Mallorca por Jaime I el Conquistador, ya tenemos más
constancia de la caza con aves rapaces, sobretodo en el reparto y contratos de
aparcería de la caza existente en las posesiones, que en la mayoría de los casos
se repartían entre los señores y posaderos.
Los primeros monarcas de la nueva dinastía que se sentaba en el trono de
Mallorca eran grandes aficionados a la caza. No tenemos que olvidar que Jaime I el
Conquistador, como todos los reyes cristianos europeos de su época, practicaba la
cetrería, incluso su mujer Violante de Hungría, y que también era primo del
emperador Federico II de Hoenstaufen, quien transmitió el interés y la afición por la
cetrería a todos sus familiares.
En la Corona de Aragón no existió el título de halconero real. Se llamaba halconero
mayor, que era el jefe de los halconeros de una casa o palacio.
En el palacio, el rey tenía el halconero mayor que velaba por el cuidado de las aves
rapaces y le acompañaba en las cacerías.
A los halconeros mayores, se les daba una casa o unas tierras cercanas al
halconar, sin que les fuera posible venderlas. Además, les pagaban los gastos
propios de su oficio y el vestuario que necesitaban para cada ocasión.
El halconero mayor era el responsable de todos los halcones y halconeros: traer o
ir a buscar halcones; ir a cazar con el rey o señor; estar presente en las comidas de
las reuniones principales, como señal del prestigio señorial...
El afaitador era el que adiestraba los halcones y cuidaba de los polluelos.
El halconero menor cuidaba de los halcones y aprendía el oficio.
Al final de su vida activa, los halconeros de la Casa Real eran recompensados con
ciertas pensiones vitalicias o cargos.
Bernat de Llimós fué un afaitador de fama de la villa de Llucmajor.
Pere Calafat fue el maestro halconero del castillo real de Valldemossa.
Pere, halconero, y Font Peris reconocen que han recibido de Arnau Font, alcalde
real de Mallorca, 9 sous (moneda) por vestido que le realizan por mandamiento del
Rey y por su comida, y la comida de los halcones que ha enviado al Rey.
Los halconares reales estaban en la Almudaina, Valldemossa i el castillo de Alaró.
El palomar real del Palacio de la Almudaina estaba en Llucmajor. Había otros
palomares como el de Valldemossa i el del castillo de Alaró.
En la época de Jaime II es cuando encontramos más documentación en Mallorca
sobre la halconería o cetrería.
Jaime II se dedica principalmente a cazar con halcón, patos salvajes en las charcas
de Manacor. También cazaba en la dehesa de Bellver (actual Sant Llorenç des
Cardessar).
Adquirió terrenos en Bunyola y Artà para hacer dos cotos reales de caza. De estas
compras existe constancia documental en los archivos, que nos informan de la
formación de uno en el puig del Teix y de otro en la alquería de Ferrutx o dehesa de
Artá.
Del coto real del Teix se cree que en la conquista había podido ser de Nunyo Sanç,
conde del Rosellón y Cerdaña y primo de Jaime I. En tiempos del rey Jaime II
tenemos el documento de compra a Pere Roig de dos jovades (unidad antigua de
superficie, correspondiente a 11,36 hectáreas) de tierra y unas casas por valor de
32 libras mallorquinas por parte del rey. El mes anterior, el monarca Jaime II habia
donado al monasterio de la Real la casa y el lugar de Miramar, pero no los
halcones que allí se criaban.
El halconero del palacio de Valldemossa y el camino que unía con la casa real del
Teix demuestra hasta que punto la caza era la actividad principal.
En el castillo del rey Sancho, los halcones habitaban en los posadores en lugares
centrales, cercanos a la entrada del habitáculo real, donde mostraba con orgullo
sus aves. Estos pájaros son el elemento más valioso de la caza medieval para los
estamentos altos. “Cuanto más halcones, más caza” aseguraban los manuales de
halconería de la época.
El rey Sancho pasaba muchas temporadas, debido a su salud, en las casas del
Teix. En esta cima se encontraba la silla del rey Jaime, conocida también como del
rey Sancho, desde donde miraba como cazaban sus halcones.
Hoy en día aun perduran dichas casas y es un coto, aunque es particular.
La otra dehesa, en tierras de Artá, de la que había estado la antigua alquería
islámica de Ferrutx, fue un importante coto de caza de la dinastía de los reyes de
Mallorca (1276-1349), un valioso criadero de los halcones de más fama del reino, y
cultivada con viñedos para abastecer las bodegas del palacio.
Jaime II ordenó la captura de algunos ciervos salvajes en las marinas de Llucmajor
para repoblar Ferrutx, y llevar allí también algunos jabalíes.
El rey Sancho I hizo repoblar la dehesa de Artá y otros lugares (Valldemossa, Vall
de Canet y Sóller) con perdices, garzas y faisanes traídos desde Valencia, y a
regular todo lo relativo a su mantenimiento y administración, prohibiendo la caza de
estos animales a cazadores furtivos, poniendo un guardián.
Han quedado registradas las cacerías reales en la Dehesa, tanto por parte de
Jaime II como de su hijo Sancho I, los cuales en sus desplazamientos hacia la
dehesa de Ferrutx solían aprovechar para alojarse en los palacios de Manacor y
Sineu. Con el tiempo, a causa de la salud del rey Sancho, y la corta edad de Jaime
III, los animales se reprodujeron de tal forma que se extendieron, lo que provocó
las quejas de los vecinos porque devastaban el trigo, viñedos y toda clase de
frutos. Las quejas se transmitieron al rey a través del gobernador. Se autorizó la
caza, pero la medida no bastó.
Ante esto, Jaime III procedió a la parcelación y a ceder a censo los terrenos a los
propietarios confrontantes, aunque se reservó las casas y los derechos de caza.
Más tarde, el rey Pedro IV de Aragón vendió las tierras y el coto desapareció. Las
casas de la dehesa de Ferrutx actualmente son del pintor Miquel Barceló.
Los halcones de Mallorca, según Pedro Lopez de Ayala : halcones que es a saber:
neblís, baharís, gerifaltes, sacres, bornís, alfaneques. Habéis de saber que los
halcones baharí que se crían en la isla de Mallorca son mejores; muy rabiosos,
caninos y trabajadores; buenos garceros; además son muy buenos perdigueros
porque su ligereza se muestra más a poca altura aproximando el pecho al suelo,
con estilo hermoso.
Los monarcas mallorquines, conocedores de la agresividad y cualidades de las
rapaces que se criaban en las Baleares y que eran apreciados en toda Europa,
intentaban conseguir estas aves. Los criaderos más documentados estaban en la
sierra de Tramuntana, el Levante y Sa Dragonera. Había unos veinte.
Se ordenaba a los alcaldes de las respectivas parroquias que procediesen a su
captura, y a los procuradores reales su compra. Había varios procedimientos para
obtener estos pájaros, como coger los polluelos de los criaderos, capturarlos una
vez adultos, adquirirlos para comra, o donación, recibidos como renta o como
donación forzada.
Se enviaban algunos hombres, ya fuera desde lugares estratégicos o desde
barcas, para espiar hacia las cimas y acantilados, el vuelo de los halcones, para
capturar sus nidos, que después eran comprados a buen precio por los tesoreros
reales. Esta peligrosa actividad estaba bien remunerada, sobretodo cuando se
conseguia capturar algún nido o ejemplar adulto, ya que el precio pagado oscilaba
entre las tres y quince libras (entre 60 y 300 sous), cuando el sueldo diario cobrado
por un trabajador especializado en aquella época era de dos sous.
En las Baleares, estos criaderos pertenecían al rey, al obispo de Barcelona, al
arzobispo de Valencia, a los caballeros del orden de San Juan de Jerusalén, etc.
Todos ellos habían recibido la propiedad de los criaderos por derecho de conquista.
Podían conceder a otras personas estos criaderos, a cambio de compensaciones.
Una vez capturados eran llevados al halconar de la Almudaina, se entregaban al
halconero, se anotaba la entrega y se gestionaba el pago. Los halcones eran
alimentados hasta que el halconero mayor los transportaba al Rosellón para
adiestarlos. Para efectuar el traslado al Rosellón, el halconero mayor necesitaba
jaulas adecuadas, caperuzas de cuero para los halcones, y también se
contabilizaban los pollos y palomas para alimentar las rapaces durante el trayecto
(gastos que figuran en los libros de contabilidad real).
En el Rosellón, las aves eran adiestradas por personas especializadas o afaitadors
de fama para distintas modalidades de caza. Según este adiestramiento, los
halcones tomaban nombres diferentes: falcó pelós, era el apto para cazar liebres;
falcó jantil, era el utilizado en la caza de grúas; falcó llaner, para perseguir a otras
rapaces; falcó perdiguer, para la caza de perdices; etc.
Otras aves de presa fueron los azores o halcones perdigueros, aunque su fama no
llegó a la de los halcones. Se conoce la presencia de nidos de azor en Massanella
y Puigpunyent en la edad media.
También hay documentación de la caza de gacelas en los encinares de Felanitx y
Andratx, cazadas con halcones sacre. Esta caza era común en el norte de África.
Se sabe, curosamente por unas disputas entre damas, que además de ciervos
también había gacelas. Doña Bonela, esposa de Bernat de Magadins, había
enviado algunos cazacores para cazar con perros. Éstos perseguían una gacela
que entró en un rafal de doña Sabida, quien se ha apropió. Doña Bonela
fundamentaba sus derechos diciendo: "que lebras e cabirol de aquel és qui la mou"
(que liebres y corzos de aquél es quien la mueve).
Otra prueba de la afición cinegética que tenían nos la proporciona el Llibre dels
privilegis dels Reis de Mallorca, donde rodeando la viñeta que representa l rey
Sancho acompañado de prelados y hombres gentiles, aparecen utensilios de caza.
Bajo la viñeta de Jaime III, jurando los privilegios del reino, y frente al escritorio de
Romeu de Poal, figura un bello halcón.
El halcón fue un animal, como ya hemos mencionado, muy preciado por su belleza
y actitud agresiva. Esto lo convirtió en un animal de lujo, al alcance de pocos, y
objeto de regalo entre príncipes y personas de rango, ya que, poseer un halcón era
seña de distinción, riqueza y señorío. Así, a la hora de obsequiar a un igual, en la
gestión de un tratado o simplemente regalar, incluir entre los regalos un halcón era
un detalle de buen gusto que prevalía sobre muchos obsequios. Cuando el rey
quería regalar un halcón, pedía cuales eran los mejores halcones de Mallorca y los
mandaba comprar. Ejemplos: los dos halcones entregados por el infante Fernando
de Mallorca a Ramón Muntaner, para que los llevase al rey de Nápoles, o las
rapaces que figuran en los obsequios de monarcars aragoneses, Jaime II o Alfonso
IV, por el sultán de Egipto Muhammat ibn Qalawn.
También se regalaron unos halcones al rey de Francia.
Adquirió una importancia tan grande la cetrería entre nobles y eclesiásticos de
rango en la Edad Media, que los halcones fueron objeto de atención y cuidado,
tanto en la alimentación y guarnición como en sus enfermedades, conocimientos
que fueron guardados celosamente para aplicarlos en su momento preciso.
La nobleza medieval llegó a desarrollar, incluso, una medicina con la finalidad de
cuidar la salud de estos animales. De esta disciplina se escribieron varios tratados.
El cirujano mallorquín Galiè Correger traduce del latín el “Libre del nudriment he de
la cura dels ocels quals separtays ha cassa”, ya que los cortesanos ya no saben
latín, porque no se trataba de dejar morir ninguna rapaz por esta causa.
Los guantes se confeccionaban con piel de ciervo. Los más caros eran bordados y
ornamentados con piedras finas, y las caperuzas bordadas con hilos de oro y plata,
perlas, y plumas de aves del paraíso o otros adornos como rubíes.
Las leyes Palatinas, promulgadas por Jaime III, mencionan el oficio del halconero
mayor y subordinados.Lo mismo sucedía a las Ordenaciones de Pedro el
Ceremonioso
Tal es la importancia que tenía la cetrería y los halcones en el desarrollo de la
cultura mallorquina que se reflejó también en la literatura.
En el Llibre de contemplació de Ramón Llull, en el que agradece a Dios la creación
de estas maravillosas aves, además de otras menciones. Se cree que Ramón Llull,
antes de su conversión, practicaba la cetrería, aunque algunos afirman que era
fruto del conocimiento de la halconería árabe a través del libro de Moamin “Kitab al
Yawarih” y otros tratados érabes.
En los famosos sermones de San Vicente Ferrer no faltaron las menciones sobre
los halcones.
Además de todo lo comentado, hay varios documentos que confirman la actividad
de la cetrería o halconería en Mallorca:
•
A los alcaldes de Alcúdia, Huialfàs, Muro y Santa Margalida les notificaron las
quejas de los señores de la Albufera, que los que pescan peces y cazan
pájaros causan daños.
•
se da permiso de caza al alcalde real de Pollença
•
se conceden permisos o licencias de exportación de halcones
•
el rey Pedro IV de Aragón quiere poblar la Granja de Esporles de faisanes y
francolines
•
se prohibe cazar conejos con pájaros en la sierra de Tramuntana desde
Andratx hasta Pollença
•
se prohibe coger halcones de “la Vall de Mussa” (Valldemosa). Por el contrario,
en el castillo de Alaró autorizan poder sacar los halcones
•
se prohibe exportar ningún halcón mallorquín fuera de Mallorca
•
las paredes de la llamada "sala dels ceros" del bello palacio de Valldemosa,
adornadas con tallas en relieve de estos animales
•
la Procuración Real paga al alcalde de Artà por sacar i espiar los halcones de
Artà 2L, 8 s “
•
el alcalde de Artà paga 15 sous a Berenguer de Pollença, por ir a espiar tres
criaderos de halcones en Artà; estuvo 5 días
•
pagan a quien busca y espía muchas veces el criadero de halcones de
Capdepera 2L, 6 s.
•
la Procuración Real paga por 24 días de dar comida a los halcones por los
trabajos que había realizado con los halcones de Menorca 5L, 14 s, 3 d
•
Bernat Martorell, halconero mayor, de Llucmajor, recorrió los criaderos de Artà
•
se recordaba que no se robases halcones del criadero de Ramon Font d’Artà
•
Jaume Sancho acusó al alcalde de Artà que con un gran grupo de gentes,
perros y halcones cazaba en sus posesiones
•
Josep Ramis d’Aireflor expone que en Artà se cazaban liebres con halcones
lanarios con la ayuda de perros trigueros en la cacería real de la Dehesa de
Ferrutx
•
El gobernador comunica a todos los alcaldes la pérdida de un halcón peregrino
con estas indicaciones: que és un falcó mudat e en los gits és lo nostro senyal
obrat de seda blava e de fil d’or e ha anells d’argent asmaltats e té cascavells
grossos de lleutó (que es un halcón mudado y en las correas está nuestra
seña obrada de seda azul y de hilo de oro y tiene anillos de plata esmaltados y
tiene cascabeles grandes de latón).
Con el paso de los años y la llegada de las armas acontece su decadencia.
En muchas poblaciones de Mallorca hubo gente que se dedicó a capturar águilas,
milanos, cuervos, etc., con la única finalidad de percibir la recompensa que daban
las autoridades, aunque tuviesen que presentar el par de garras o los huevos
sacados del nido para cobrar.
Por suerte hoy en día las rapaces están protegidas por ley, y en Mallorca tenemos
el segundo club más antiguo de España, el club balear de cetrería, fundado por
Féliz Rodríguez de la Fuente.
Extraído de los libros:
•
La falconeria a les Balears s. XIII-XV
•
La caça a la Mallorca Medieval
•
Los halcones reales en el reino de Mallorca
•
La falconeria a l’Edat Mitjana
•
y otras recopilaciones varias